Las vistas son impresionantes. Aparcamos el coche cerca de la carretera Route de Port Vendres porque en el mismo centro era impensable de la cantidad de coches y turistas que había e hicimos toda la ruta andando.
Callejeamos por sus estrechas y algunas empinadas calles encontrándonos los pequeños "ateliers" donde los artistas pintan y exponen sus obras al público.
Y por la tarde decidimos ir a la playa de L'Ouille que estaba al lado del camping a escasos metros siguiendo un camino cerca de una riera. Esa tarde el mar estaba muy movido y hacía muchísimo aire por lo que no era muy agradable. La playa no es de arena sino de piedras por lo que es recomendable ir con unas chancletas o calzado apropiado.
Blue, disfrutó de lo lindo con las piedras y el agua.
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