Maneki nekos en un escaparate
Una vez dejamos Little Italy nos adentramos en Chinatown. No resultaba difícil saber que ya te hallabas en dicho lugar porque lo primero que llama la atención es la cantidad de coloridos carteles escritos en chino que aparecen por todas las fachadas de los edificios. Era la segunda vez que visitábamos Chinatown y es que la primera visita del 4 de marzo nos supo a poco. En el primer post que dediqué a Chinatown básicamente hablé de su historia pero ahora me gustaría comentar la impresión que me llevé del lugar.
Adentrarse en Chinatown es toda una aventura visual, emocional y que toca a todos los sentidos. Visual por el impacto que producen todos los colores de la multitud de carteles, emocional porque en un primer momento choca y piensas si realmente estás en Nueva York o por el contrario te encuentras en algún lugar de China. El idioma que impera es el chino y muchos de sus habitantes no hablan ni una sola palabra en ingés y todo, publicidad e información está escrito en chino aunque también aparezca en inglés.
Es un incesante y caótico ir y venir de gente sobre todo en la zona donde residen, tienen sus mercados, tiendas y hacen su vida de vecindario.
En otras tiendas se vende de todo desde farolillos, máscaras y dragones típicos de la cultura china mezclados con Hello Kitties, Doraemon y Manga procedentes de la cultura japonesa. Algunas tiendas recuerdan a los bazares que nos encontramos en nuestras ciudades pero allí multiplicados por cien en una misma calle.
1 comentario:
¡Me ha encantado recorrer Chinatown a través de tu blog!
Un saludo
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