Después de un invierno con prisas, horario de colegio y de actividades extraescolares y la propia rutina frenética que lleva una, se agradece este tiempo de descanso.
Son días de relax, de levantarse por la mañana más tarde de lo habitual aunque resulta un tanto difícil con un peque hiperactivo que tiene una energía que no se agota. Pero el ritmo diario es diferente.
Se agradecen las tardes al sol, en la playa, dando paseos por la ciudad o simplemente tomando algo en una terracita siempre en la medida de lo posible acompañados de nuestro perrete Blue.
Hay momentos que deseo que empiece el colegio creo que a más de un padre y una madre en algún instante del día les pasará por su cabeza pero luego pienso en la vuelta a la rutina y prefiero aprovechar estos días de verano.
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