Nada es lo que se aparenta y parece ser aún cuando la sonrisa aparece en un rostro de mujer. Nada se esconde tras su mirada que nos insinúe que algo no va bien porque esos ojos siguen brillando y muestran que todo va bien. La apariencia nos dice que ella es feliz aún cuando hace años que perdió la confianza en toda clase de felicidad. La felicidad en ella no existe es sólo una sensación de bienestar, de eufória momentánea que da paso a un estado de absoluta soledad. Sus cicatrices no son visibles, aparentemente, porque esas cicatrices las lleva en su corazón, cicatrices que no cierran y se encuentran en su ser. Un día inició un viaje sin rumbo y sin saber que por más lejos que se fuera no se podría desprender, de sus sentimientos, de su pasado por más que ella quisiera correr.
1 comentario:
Me he emocionado con el texto.
Hay heridas que cicatrizan, pero sus marcas se llevan de por vida... para mí la pérdida de un ser querido es muy dolorosa.
Besitos
C.L
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